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Santiago, Chile
Magíster en Administración y Dirección de Empresas de la USACH. Ingeniero de Ejecución en Finanzas de la UDP.

sábado, 31 de mayo de 2008

Mezcla de Financiamientos

Un estudiante del ramo de finanzas de largo plazo, comenzó a recopilar información de los diferentes autores que hablaran sobre los tipos de financiamientos permanentes y su mezcla óptima. Al cabo de unos días se percató que los autores que recolectó en su búsqueda, se limitaban a entregar algunas definiciones y fórmulas para calcular el costo de capital de las mezclas que ellos planteaban en sus ejercicios. Sin embargo, no entregaba criterios para determinar la mejor mezcla de financiamiento.

Un buen día este estudiante fue donde su amigo Giovanni, él estaba haciendo los preparativos para levantar una pequeña muralla en el patio de su casa. Giovanni repartía afanado pala en mano, la arena de ripio desparramada en el suelo, dibujando un semi círculo, echaba el cemento que mezclaba con la arena de ripio. Al cabo formó una masa homogénea, una extensión de un color. El estudiante recordó su interés por determinar la mezcla óptima de financiamiento, y le preguntó a su buen amigo: ¿En qué momento sabes que el amasijo está a punto? Su amigo le respondió: cuando la compenso con el agua. Cuando el líquido se pierde en la masa, sin dejar posas o sequedades, ahí la mezcla está bien preparada.

El buen estudiante se fue a sus elucubraciones teóricas, razonando y relacionando los comentarios de su amigo. Se dijo entonces: cualquier combinación entre patrimonio y deuda no funciona por sí sola, pues ella cumple su rol dependiendo del nivel de liquidez que se incorpore a dicho amasijo.

Transcurrido varios meses, el estudiante escribió lo siguiente:
Todos los activos de la empresa, independiente de su giro o si sus capitales son de origen gubernamental o de manos privadas, llevan en sí mismas una fuerza que hace que tiendan a la liquidez. Las facturas por cobrar y los inventarios, tienden a convertirse en dinero en el corto plazo, en cambio, otros activos requieren de un mayor tiempo para consumirse totalmente en dinero. Esos activos son los llamados: activos fijos. Pero, no todos son capaces de entregar liquidez en el largo plazo, pues existen otros que carecen de esta facultad, ellos no cuentan con una fuerza interna hacia la liquidez.

La liquidez del activo fijo está dada por la cuota de depreciación. Mediante este monto, técnicamente calculado, se incorpora al determinar el costo unitario de venta, sin embargo, como no es un desembolso efectivo realizado por la empresa, la venta cubrirá todos los costos, sin embargo deja disponible en caja el valor costeado por concepto de depreciación y la ganancia. De este modo, el activo fijo se introduce lentamente a la caja, mediante la figura de depreciación del ejercicio. Sin embargo, ella opera solamente a partir de niveles de venta iguales o mayores al punto de equilibrio.

Si una empresa adquiere una máquina cuyo valor es de 5.000 unidades monetarias, y cuenta con una vida útil de 5 años, se dice que su tendencia a la liquidez corresponde a 5 años, es decir, genera saldos de caja de largo plazo en un tiempo de 60 meses, y durante ese plazo aportaría a la caja[1] 1.000 unidades monetarias cada año.

Si esta empresa en su ejercicio, no ha obtenido ganancias, es decir, la empresa se encuentra en su punto de equilibrio[2], en donde la cuota anual de depreciación es de 1.000 unidades monetarias. Las ventas y los costos son pagados al contado. Si esto fuera así, la cuota de depreciación debería estar en el balance general de la empresa, en la cuenta caja, por un monto de 1.000 u.m.

Estado de Resultados y la liquidez de la depreciación
Estado de Resultados
Ingresos de la Explotación
10.000 u.m.
Costos Variables
4.000 u.m.
Margen de Contribución
6.000 u.m.
Costos Fijos
5.000 u.m.
Depreciación Anual
1.000 u.m.
Resultado Antes de Imptos.
0 u.m.
Impuestos
0 u.m.
Resultado Neto
0 u.m.

Como lo muestra el ejemplo, si la empresa no obtiene utilidades y cuenta con una cuota de depreciación determinada, la empresa al recaudar el producto de la venta, se encontrará con una porción de la cuota de depreciación en cada cobro realizado a sus clientes, lo que permite al activo fijo convertirse en dinero, con flujos de caja de largo plazo.


Efecto de la depreciación en caja
Flujo de Caja
Recaudación del período
10.000 u.m.
Pagos por servicios del período
4.000 u.m.
Pagos habituales del período
5.000 u.m.
Impuestos
0 u.m.
Saldo de Caja del período
1.000 u. m.

En la práctica dicho proceso de acumulación de la depreciación en caja no se produce en su totalidad en el mismo momento, por causa del comportamiento del período promedio de cobranzas de la empresa. La liquidez de la cuota de depreciación es real y efectiva cuando la empresa mantiene ventas a niveles iguales o superiores al punto de equilibrio.

Este caudal de liquidez de largo plazo, le da razón de ser a la estructura de financiamiento de largo plazo, pues así como el maestro albañil se afana preparando el mortero, sabe que ese trabajo no está terminado hasta que introduce el agua justa para que la mezcla rinda su fruto. Por tanto, la estructura de deuda no tiene sentido para el gerente de finanzas, sin antes conocer la estructura de liquidez de los activos de largo plazo. Este razonamiento es obvio, pues la estructura de deuda se mantiene porque los activos crean la suficiente liquidez para alimentarla.

Aquí no tiene que ver el rendimiento del activo y tampoco el costo de capital, puesto que la máquina que se adquirió fue la mejor alternativa dadas las condiciones y las oportunidades existentes, así también el costo del financiamiento es el apropiado dadas las condiciones y las oportunidades que prevalecían en ese entonces[3]. La mejor mezcla de financiamiento, no es la que mejora el costo de capital sino aquella que asegura la rentabilidad, a su vez, ella está asegurada cuando el diseño de la estructura de financiamiento es coherente con la liquidez de la empresa. Dicho más apropiadamente: la liquidez que posee la empresa asegura cierto nivel de rentabilidad, la que es capaz de pagar los costos necesarios.

Laborioso debe ser el empeño en establecer la liquidez de las inversiones de la empresa y de ella, la estructura de la deuda. Su costo de financiamiento es sólo el residuo de las opciones tomadas sobre la base de las circunstancias y oportunidades imperantes. La estructura de liquidez de los activos no se diseña, solamente existe, en cambio, la mezcla de financiamiento debe diseñarse sobre la base de la liquidez que emana naturalmente de esos activos. Construir porciones de deuda sin este análisis es lo mismo que sacar conejos de la chistera.

A la capacidad y momento que posee el activo de largo plazo para generar caja, debe anudarse a determinada estructura de financiamiento –la mezcla que sea-, pero capaz de no contribuir a la insolvencia. Sí, pues en el caso que el pago de la deuda sea mayor que la cuota de depreciación, el gerente de finanzas deberá tomar saldos de caja ajenos -generados por otros activos de la empresa- para cubrir el desfase que provoca la mala estructura de financiamiento de largo plazo. En este caso, el gerente de finanzas no distingue si el sobregiro de la caja es producto de diferenciales de capital de trabajo o bien, por una inadecuada estructura de deuda de largo plazo, que está colisionando con la actividad de corto plazo. No sabe que al estructurar erróneamente la deuda sin considerar la liquidez del activo que financia, crea un gen virulento que infectará la caja.

La estructura de liquidez de los activos fijos determina el diseño de la estructura de endeudamiento. Aquello que la deuda sobrepase a la fuerza interna hacia la liquidez del activo, debe ser financiado con patrimonio. Dicho equilibrio es medular para mantener la operación en el largo plazo, sin arriesgar la liquidez por sobre lo recomendable.

La estructura de financiamiento muestra solidez medular cuando mantiene una relación directa con la liquidez del activo de largo plazo. En la medida que esta relación se aleje, trae consecuencia a la rentabilidad, porque arrastra efectos sobre la liquidez. Es decir, si la mezcla de financiamiento exige más de la cuenta los saldos de caja, la empresa enfrentará problemas para alcanzar la rentabilidad deseada, por el contrario, si la mezcla de financiamientos está cargada con fondos aportados por los dueños, los saldos de caja sobrepasarán los niveles pertinentes de liquidez, y por ende, la empresa desperdiciará oportunidades para rentabilizar la inversión.

La solidez medular es la relación exacta que no crea saldos o déficit de caja marginales. Es la posición adoptada por el gerente general y los dueños del capital en cuanto a la problemática que enfrentará el responsable de las finanzas de corto plazo, día a día. Su determinación apropiada es un avance en la estrategia financiera, de modo de concentrar las actividades y la implementación de tácticas orientadas a mejorar la rentabilidad de la explotación y no dedicar horas en resolver niveles de insolvencia provocados por la mala mezcla de financiamiento.
[1] Cálculo de la cuota de depreciación: (5.000 – 0) / 5 años = 1.000 u.m.
[2] El punto de equilibrio corresponde a determinado nivel de ventas que solamente cubre la totalidad de los costos, sin ningún remanente por concepto de utilidad.
[3] Difícilmente se podría pensar que el gerente de finanzas está buscando financiamientos con las máximas tasas de interés. Por tanto, el costo del capital no es más que un dato de corto plazo.

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