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Santiago, Chile
Magíster en Administración y Dirección de Empresas de la USACH. Ingeniero de Ejecución en Finanzas de la UDP.

viernes, 30 de mayo de 2008

Los Principios Financieros

La palabra “principio” viene del latín princĬpium, y se define como el primer instante del ser o existencia de una cosa. Es la base, el origen, el fundamento o razón fundamental sobre la cual se discurre, en última instancia: son las propiedades de una cosa en particular que hace que ella sea como tal.

Aunque desde el punto de vista financiero, estas definiciones parecieran inservibles o inoficiosas, una mirada más de cerca a nuestros dichos y creencias en nuestro mundo de números y rentabilidades, repletas de valores presentes y riesgos calculados, veremos que los principios están más junto a nosotros que muchas otros preceptos económicos y financieros.

Por ejemplo los activos y pasivos de las empresas, se conducen básicamente por dos principios financieros, a saber: fuerza interna hacia la liquidez y fuerza interna hacia la exigibilidad. Al igual que cuando hablamos de la relación riesgo-rentabilidad estamos haciendo alusión a propiedades de dos cosas que las hacen ser de manera particular. Esta relación tiene su esencia y es conocida por todos nosotros al decir: mayor riesgo es sinónimo de mayor rentabilidad. Aquí hacemos alusión a una característica, a una propiedad del ser en particular, en fin: a un principio que da origen a determinado comportamiento financiero y económico que envuelven a los activos y pasivos de la empresa, y que por cierto, nos impulsan a tomar decisiones.

Pues bien, los principios financieros tienen relación con el primer instante del activo o pasivo en cuanto a su ser, y son la base inicial de conocimiento antes de tomar decisiones financieras. Estos principios financieros, hablan de la esencia financiera que poseen los activos y pasivos. De sus características esenciales, es decir, la capacidad y momento que el activo posee para convertirse en efectivo o dinero, y en su contrapartida, la capacidad y momento que posee el pasivo para convertirse en exigible.

Se habla de la capacidad del activo, al referirse a la cantidad de dinero que este es capaz de entregar a la caja. La capacidad del pasivo, tiene relación con el monto de dinero que exige aquel, para servir un compromiso de pago.

Se habla de momento, para especificar el instante en que determinada cantidad de dinero generada por el activo, está realmente en caja, o bien, la fecha en que determinado monto debe ser extraído de la caja por exigencia del pasivo. Todo activo tiene un financiamiento y por ende, quien lo provee, el cual en determinando momento reclama para sí dicha riqueza a una tasa de ganancia determinada. Por esta razón se habla de principios, porque hace alusión a aspectos que son la esencia del comportamiento del activo y del pasivo. Ambos, poseen una capacidad específica de entregar dinero a la caja y de extraerlo de ella, como también, ambos, poseen un momento determinado para ejecutar dicha acción, y ese momento es algo que es propio, connatural, ya sea, de los activos o de los pasivos.

Sobre los principios de la relación riesgo – rentabilidad, entendida como una correlación peculiar dentro de las finanzas, en donde su comportamiento refleja de manera automática si el resultado es bueno o malo para los fines establecidos. Por ejemplo, si la empresa está obteniendo alta rentabilidad, se concluye que ha sido asumiendo un alto riesgo. Sin embargo, al hablar de riesgo, a que se hace alusión?

La empresa ingresa a un sector industrial porque obtendrá tasas de retorno que cubren el costo alternativo del capital más una ganancia. Si la empresa comienza a apalancar la rentabilidad mediante endeudamiento, obtendrá mejores resultados que si no incorpora estas políticas financieras. Dicho de otro modo, en tanto la empresa aumenta la deuda, más apalanca la rentabilidad del capital social o patrimonio. ¿Cuál es el riesgo? ¿el riesgo es el hecho que la empresa comienza a pertenecer a terceros “inversionistas/Acreedores”? o bien, el riesgo está asociado a que en algún momento de la operación, la empresa no sea capaz de generar la suficiente caja para pagar la rentabilidad exigida por dichos “inversionistas/Acreedores”? Son dos riesgos distintos: el primero, depende de la relación de endeudamiento o leverage, en cambio el segundo, de la capacidad y momento que posee el activo para generar caja, de modo de hacer frente a los compromisos pactados.

El riesgo asociado a la rentabilidad, es la probabilidad que un activo no sea capaz de responder a las obligaciones contraídas al momento de su adquisición y el peligro de esto, es que en determinadas circunstancias los acreedores pueden pedir la quiebra de la empresa. Es por eso que el administrador financiero debe establecer una correspondencia entre los diferentes componentes del activo y pasivo. De este modo, la deuda siempre está bien conformada respecto a la fuerza interna hacia la liquidez del activo, y debería presentar un buen desempeño[1] económicamente. Es por esta razón, que la deuda no representa en sí misma un riesgo, más bien, el riesgo está conectado a una situación de insolvencia provocada por una inadecuada mezcla de financiamiento en cuanto a la capacidad y momento que posee el activo para generar caja. Entonces, al mencionar la relación riesgo – rentabilidad, se está diciendo que la rentabilidad alcanzada por una empresa, requirió de cierto nivel de riesgo de insolvencia. De esto se deduce que, si la empresa muestra determinado nivel de rentabilidad con una razón de liquidez “sana” o bien, holgada, implica que la empresa no está potenciando las oportunidades del umbral de insolvencia que la haga más rentable. Pero, en el ejercicio de dichas labores, el administrador financiero prefiere habitualmente más liquidez, y por tanto, provoca en los principios financieros un ajuste del comportamiento acorde a su decisión, es decir, se aleja de la rentabilidad potencial en beneficio de aminorar el riesgo de pago.

La relación riesgo – rentabilidad se entiende como un principio financiero inmanente, porque en ellos existe una esencia de conducta particular, es decir, la esencia de esta relación hace que las cosas se realicen de determinada manera, y en la práctica financiera, hablar de este principio, debería entenderse de manera axiomática las acciones requeridas para alcanzar determinado nivel de rentabilidad.

Otra consideración, radica en que este principio financiero, a saber: riesgo – rentabilidad, en la práctica es liquidez – rentabilidad, o si se quiere más al extremo: insolvencia – rentabilidad. Cualquiera sea la posición de ésta, el principio financiero está asociado a los principios financieros de las fuerzas internas de la liquidez y exigibilidad, es decir, el principio de liquidez – rentabilidad, respecto a la liquidez está indexada a los otros principios financieros, a saber: fuerzas internas hacia la liquidez y exigibilidad, los que se explicarán más adelante.

Ahora bien, ¿qué se logra con destinar esfuerzos para que el principio de las fuerzas internas hacia la liquidez sea coherente con el principio de las fuerzas internas hacia la exigibilidad?

Si ambos principios mantienen una correspondencia directa, quiere decir que cuando el activo se transforma en liquidez existe al mismo momento un pasivo que se está haciendo exigible, por lo cual ante esta condición, los activos y pasivos están equilibrados. La pregunta aquí es si dicho estado de cosas es bueno…? O bien, ¿es rentable o es riesgoso?

Respondamos la pregunta con un ejemplo: Si el activo circulante se le resta el pasivo circulante se obtiene el denominado capital de trabajo neto, pues bien, esta porción en el balance general de la empresa, aparece financiada con deuda de largo plazo, lo que supone que dicho capital de trabajo posee una fuerza interna hacia la liquidez de largo plazo, por esta razón se financia con fuentes permanentes, lo cual nos invita a concluir que ambos principios están equilibrados.

La pregunta ahora es ¿cuál es la ganancia y el costo de dicho equilibrio de largo plazo? Primero, la ganancia radica en que la empresa muestra un buen índice de liquidez, por tanto financieramente está en buena posición ante los ojos de los acreedores. Desde el punto de vista de los costos, la deuda de largo plazo es más barata que los fondos que aporta el accionista para financiar el capital de trabajo, por lo que siempre es mejor el mínimo costo. Sin embargo, en la práctica las cosas no son siempre totalmente lo que son, por ejemplo en los costos fijos también existen los costos semi fijos, por tanto pensando en esto, si el capital de trabajo es financiado con fondos de largo plazo, es por que también la generación de caja del capital de trabajo es de largo plazo, pero, se podría decir que una parte pudiere ser de corto plazo. Si esto es así, la empresa podría financiar dicha porción del capital de trabajo neto con préstamos de corto plazo a una tasa más baja que la deuda de largo plazo. Esto tendría dos efectos. (1) desde el punto de vista financiero disminuye el índice de liquidez. (2) desde el punto de vista económico, se imputa un menor cargo por concepto de intereses, mejora marginalmente las utilidades y por ende mejora la rentabilidad. Aunque este fenómeno aparece encubierto en el balance general de la empresa, es menester del administrador financiero auscultar dichos números al amparo de los principios financieros, esto es en el caso que de desee obtener mejores niveles de rentabilidad.

De lo anterior, se desprende que es mejor desequilibrar que equilibrar financieramente. Este ejemplo nos dice que los principios financieros de las fuerzas internas, deben ser entendidos y manipulados sobre la base de la función del administrador financiero. Por otra parte, el hecho de aumentar la exigibilidad en el corto plazo, implicó una disminución de la liquidez y a su vez se produjo una mejora en la rentabilidad, es decir, existió un ajuste entre el riesgo y la rentabilidad. Por tanto, estos principios actúan de manera sincronizada entre sí, aunque no lo sepamos, la ventaja se produce cuando lo sabemos y así, es posible alcanzar rentabilidades superiores, pero con umbrales de insolvencia.
[1] La deuda muestra un buen desempeño en la medida que está incrementando la rentabilidad, medida que se establece mediante el Factor de Apalancamiento Financiero.

1 comentario:

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